» La Bonita Historia de Dos Amigas»
Era muy pequeña cuando mi hermana me regaló mi primera pizarra, una madera pintada de negro por ella misma que a mi me parecía un regalo de los dioses. Bonitos ratos me hizo pasar. Colgada en el patio de mis padres creo que seguirá.
Fui creciendo y las sumas se convirtieron fracciones, en ecuaciones y necesitaba algo más. Ni corta ni perezosa no se me hizo rogar, la puerta de la cocina sería mi gran aliada.
¡Oh Dios…una puerta entera para mi!