Su triste historia
¿Qué son los sueños sino un deseo y una ilusión que germina y crece dentro de nosotros, que poco a poco con nuestras fuerzas de la fantasía, con nuestro esfuerzo y amor irá creciendo hasta que un día esté preparado para hacerse ver?
Pero no siempre será así porque muchas veces nosotros terminamos siendo los carceleros de nuestros propios sueños, no los dejaremos ser, no los dejaremos que salgan y empiecen a hacer el camino para el que se han preparado y para el que han sido creados. Los dejaremos encerrados dentro de uno para siempre, creciendo más y más pero sin dejarlos respirar y sin dejarte respirar tampoco a ti.
Otras veces sin embargo los dejarás ver la luz, que salgan, que conozcan, que puedan empezar a ser y poco a poco serán pero… ¡Oh!, cuidado con el ladrón de sueños, siempre están ahí, en cualquier lugar, nunca dejan de acechar.
Se cuelan por las rendijas de tu hogar cuando menos te lo esperas. Son pobres que no tienen la suerte de soñar y necesitan alimentarse de los sueños de los demás. Pero lo que desconocen es que los sueños tienen alma y ese alma nunca se la podrán llevar y sin ella el sueño robado se terminará desvaneciendo en sus manos. ¡Oh, pobre ladrón! Con sus manos sucias y vacías, tendrá que volver a robar.
¡Por eso yo siempre digo, nunca robes un sueño a los demás, de nada te servirá, crea tú tus propios sueños y siempre te acompañarán!
¡Por eso siempre te digo, nunca dejes de soñar y haz tus sueños realidad!
Fdo.: Hilandera de Sueños
**Preciosa imagen anónima bajada de internet
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