Y después de muchos días, muchas semanas, muchos meses y algunos años, gestando una idea y dándole forma a tus pensamientos, hoy es el día en que llama a la puerta con más fuerza y pide salir, ver la luz, dejarse ver y ver a los demás.
Hoy es el día en que quiere decir a todos aquí estoy, ya he llegado, os quiero conocer y quiero que me conozcáis. No soy perfecto, pero nada ni nadie lo es. No vengo con un libro de instrucciones pero tampoco lo quiero, prefiero la sorpresa y el asombro. No sé el camino a seguir ni a donde voy, pero sé que quiero andar, andar y andar, tranquila, sin prisa, disfrutando del paisaje, del camino y del caminar.
Y con todos estos mimbres hago estos cestos. Cestos hechos con mucho amor, mucho cariño, mucho trabajo y muchas ganas de ofrecer lo mucho o poco que tenga y lo mucho o poco que soy, ganas de ofrecer a los demás lo que para mi es bueno, y lo que para mi es válido.
Y es así, con bastón en mano y con mochila ligera como empiezo esta bonita aventura que es «La Aventura del Vivir».
¿Te unes al camino? Serás muy bien recibido y me encantará que me acompañes.
Así empezó todo
El barco en el que me encuentro empezó a zarpar hace mucho tiempo, cuando un día la vida me unió a un grupo de madres y padres con el suficiente entusiasmo como para promover una escuelita Waldorf para sus hijos.
Y allí estaba yo, me subí al barco, me remangué la camisa y con mucho entusiasmo me puse manos a la obra para colaborar y ayudar en la medida de mis posibilidades, con mis conocimientos y mi saber, para hacer posible que aquel barco o barquita pudiese navegar.
Fue una experiencia tan dura como satisfactoria. Ese polizón que fui yo, convertida muy gratamente en Socia de Honor, a cada vuelta de remo aprendía algo nuevo y veía en el horizonte que me quedaba mucho más por aprender.
Conocí a grandes personas, disfruté de bonitas experiencias hasta que un día aquel barquito que parecía hacer aguas decidió atracar en la orilla de una bonita isla que encontraron a su paso pero yo que había visto en la lejanía del horizonte la belleza de lo que me podía encontrar, ni corta ni perezosa, decidí seguir sola, sin saber a donde me llevaría aquella aventura pero con la certeza de que ese era mi camino, el que yo quería seguir.
Y así empezó esta aventura, como la del héroe que se prepara para adentrarse en el bosque. y llena su mochila con todos los talismanes que encuentra a su paso que quien sabe si algún día en algún momento los pueda necesitar.
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